Desde los 2000 el garaje ha sido un lugar especial en el pueblo de La Santa. Primero, por la manera en la que fue construido por mi padre, de manera totalmente autodidacta y muy lentamente, de domingo en domingo. Alternaba su trabajo de más de 40 horas semanales con la construcción del edificio.
Descubrí el surf y se convirtió en mi pasión, empecé a pasar cada vez más tiempo en este lugar; primero fines de semana, luego veranos enteros, y con el paso del tiempo se convirtió en mi lugar de residencia. He de decir que por aquel entonces todos mis amigos acababan en el garaje, se convirtió en el punto de quedada entre los jóvenes del pueblo. Surfeábamos, hacíamos fotos, pinchábamos música, hacíamos fiestas, etc. Hubo de todo en este espacio, desde una escuela de surf, un gimnasio, un estudio de música a un almacén familiar donde acababan todos los trastos que nadie quería en su casa.
Cuando comencé a viajar y a formarme, el lugar quedó un poco en el olvido; empecé a dedicar más horas al diseño, a la publicidad y a la música que al surfy la naturaleza. No obstante, con el paso del tiempo y la madurez que conlleva, hubo un punto de inflexión, sobre todo tras la pandemia, en el que sentí la necesidad de volver a la isla y reencontrarme con lo que de verdad me conecta a la vida.
Entonces decidí reformar el garaje y darle una nueva distribución, aplicar todo lo que había aprendido en más de 10 años fuera de la isla dedicándome a la dirección creativa. A principios de 2021, con una cuadrilla de albañiles familiares, entre los que se encontraba mi padre, comenzamos la obra, la cual terminamos en noviembre. Desde entonces, el espacio pasó de ser el garaje de Adri a ser el Garage La Santa.
Actualmente es mi lugar de residencia cuando estoy en la isla, un sitio en el que puedo estar cerca de lo que más me gusta en la vida, surfear, hacer cenas con amigos, rutas en bicicleta, y además, donde tengo espacio para trabajar como en el estudio. Aunque si te soy sincero, cuando estoy ahí, prefiero dedicar el tiempo justo al ordenador, y escaparme entre jornadas de edición para darme un baño en La Santa o en El Quemao.
Quiero compartir esta manera de vivir la isla con más gente, por lo que cuando no estoy en la isla, el garaje se puede alquilar por día o por temporada.